Los lentes de distintos colores
Los lentes de distintos
colores
El muchacho se alistó prontamente
para dar su paseo por las calles de la ciudad que lo esperaban como invitándolo
a través del ventanal que miraba hacia afuera.
Vestido con ropas a la
moda, alisó su cabello una vez más y alcanzó desde una pequeña mesa de centro
en la sala de estar, sus lentes de distintos colores. Salir a la calle sin
ellos era como deambular desnudo por entre las gentes.
Se observó a sí mismo una vez más en
el gran espejo del pasillo que daba acceso a la calle. ¡Qué bien, no podía
tener mejor apostura!
La calle lo estaba llamando
a través de las ventanas, invitándolo con insistencia.
Henchido su pecho al
inspirar del aire matunino, comenzó su paseo observando a su alrededor cómo la
gente circulaba de uno a otro lado, todas felices y de rostros sonrosados, que
se saludaban entre sí dándose palmadas sobre los hombros y besos en la cara.
Lo extraordinario de
esta situación es que todos portaban lentes sobre sus ojos, anteojos de
distintas formas y colores. Absolutamente todos los usaban.
En las Escuelas y en
las Universidades se dictaban cursos y ofrecían charlas para explicar la
importancia de los lentes y el papel que
jugaban en el desarrollo de la Sociedad y la Civilización. Era además orden
gubernamental que todo mayor y menor de edad portara anteojos. Todo lo cual
aparecía escrito en numerosos carteles que colgaban de las grandes
construcciones de la Ciudad. Sin embargo estos no eran sólo consejos y
sugerencias para una mejor convivencia, se sabía que habían castigos para
quienes trasgredían estas normas, no se sabía, sin embargo, cuáles eran esos castigos,
ni quienes los habrían sufrido alguna vez.
Muy alegre comenzó a
silbar la canción de moda:
¡La
felicidad misma!
Caminando,
deambulando,
¡Mirando
a través del bello cristal!
En ese momento fue
abruptamente golpeado por un grupo de chicos que corrían por la vereda y que
salían de un parque de juegos. Al levantarse, se dio cuenta que sus anteojos
yacían rotos en mil pedazos, debido al fuerte golpe.
Alrededor suyo
caminaban las sombras de innumerables cadáveres, esqueletos que se devoraban
unos a otros.
¡La
civilización de los anteojos!
“Homo
homini lupus”
Su espanto no pudo ser
mayor, así que corrió, corrió , hasta que pareció salir su corazón del pecho.
Hasta que llegó cerca de un Local Comercial, frente al cual se detuvo jadeando,
mientras miraba hacia la vitrina, limpia y transparente, y que en algunos
sectores reflejaba como un hermoso espejo. Y he allí que vio a un esqueleto más, que le miraba desde detrás del
vidrio ¿o era el espejo?. Su ánimo se sintió desfallecer al tomar conciencia de
lo que estaba aconteciendo. Su vista se desvió un poco y a punto de desmayarse alcanzó a leer el Cartel de Propaganda del
Local. “ Venta de Hermosos Anteojos. Haga su
Mundo Feliz.”
Entró desesperadamente a la tienda. Con rapidez se acercó a un gran
mostrador que presentaba lujosos y caros anteojos de variadas formas y colores.
La multiforma y el multicolor integrados en un solo objeto.
El muchacho se alistó
prontamente para dar su paseo por las calles de la ciudad que lo esperaban,
como invitándolo a través del ventanal que miraba hacia fuera. Alisó su
cabello una vez más y alcanzó desde el
mostrador uno de esos hermosos objetos que se hallaban allí expuestos a la
venta. Salir a la calle sin ellos era como caminar desnudo por entre las
gentes.
Se observó a sí mismo
una vez más en un gran espejo dispuesto en el pasillo del Local, que daba
acceso a la calle. ¡Qué bien, no podía tener mejor presencia! La calle lo
estaba llamando a través de las ventanas.
Henchido su pecho al
inspirar del aire matinal, comenzó su paseo observando a su alrededor cómo la
gente circulaba de uno a otro lado, todas felices, de caras sonrosadas, que se
saludaban entre sí dándose palmadas sobre los hombros y besos en la cara.
Lo extraordinario de
esta situación es que todos portaban lentes sobre sus ojos, anteojos de
distintas formas y colores. Absolutamente todos los usaban.
Muy alegre comenzó a
silbar la canción de moda:
¡La
felicidad misma!
Caminar,
deambular,
¡Mirando
a través del bello cristal!
La
vida se ve mejor.
¡La
civilización de los anteojos!
Ciencia ficción. Visionario.
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