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Mostrando entradas de enero, 2021

¿Dónde están nuestros súper poderosos?

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        Mi cabeza está patas para arriba. He dado vueltas y vueltas buscando los superpoderosos latinos. Los Supermán, Batman, Robin Hood, Hombre Araña, El Fantasma, Hulk, Flash y Mujer Maravilla de nuestra parte del mundo.        Nos salvó la campana: está El Chapulín Colorado, aunque solo él y, para mi gusto, lo golpean mucho. No vuela bien, no aterriza bien, no resuelve nada rápido, hasta se toma sus siestas, pero dicen que tiene mucho corazón.        Entonces, bien, otro análisis:       —¿Podrá salvar nuestro mundo solo con el corazón? ¿Podrá llegar a tiempo ante una emergencia de vida o muerte como lo hace Supermán? ¿Podrá vestirse tan rápido ante los apuros como Batman, aunque no tenga un batimóvil del año en la puerta? ¿Podrá repartir las riquezas entre nuestros pobres como hacía Robin Hood para que todos tengan un poquito sin perjudicar a los que tienen más? ¿Escalar nuestros rascacielos para apagar fuegos en las alturas frente a la bahía como el Hombre Araña? ¿Ap

Fiebre

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  Despierto en la franja fina de los acantilados, sonambulizo los días, cierro los ojos y voy inventando futuros brevísimos, que apenas se estiran hacia cuatro horas, en afiebrada expectativa. Fuera del cuarto, todo gira y me aferro a la línea punteada que trazaron mis ayeres, para no caer, no fenecer en la inopia del olvido   Musito una acción de gracias por el equilibrio escaso que me sostiene. En la indefensión de décadas recorridas, intuyo la luz, pero sigo allí enclavado, sin atreverme a abrir los ojos, para no desviarme en el vértigo de imágenes mentirosas, esquivando el canto que te cruza de penas y te debilita, haciendo cauto tu caminar presente. He apagado las antenas de onda corta, no quiero claudicar por apariencias, me asumo solo, como cualquiera, en el tramo final de la existencia. Cerrando los ojos, observo desde el umbral lo invisible, aquello en lo que me convierto, en contradictorio discurso de silencio, el viento me muerde las orejas y un gato maúlla en una madrug

Desde otro ángulo

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  El letrero de la entrada anunciaba el espectáculo del año. Miles de focos encendidos de varios colores se prendían y apagaban, las luces brillaban en todo su esplendor.   Era la comidilla de la ciudad. Inauguraban un centro nocturno que presumía no tener nada que envidiarle a los de fama internacional. Ella nunca había presenciado un show similar desde ese ángulo. Sería la primera vez. Fue con un grupo que quería conocerlo. Estaba lleno a rabiar. Se vistió elegantemente para la ocasión. No quería que la gente notara su inexperiencia. En cuanto entraron al cabaret, todo se tornó oscuro, una que otra luz tenue alumbraba el camino. Ver el salón de día era una cosa, y verlo de noche era otra. A tientas, siguiendo al camarero, llegaron hasta la mesa que tenían reservada. Poco a poco, se fue acostumbrando a ver en la penumbra. Les sirvieron unos tragos haciendo tiempo para que comenzara la presentación. Las paredes del salón estaban tapizadas con un verde oscuro, el techo imitaba la cons

Infarto al miocardio

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Nunca pensé que mi padre pudiera morir algún día. Un sábado del año 86 saboreaba mi café mañanero en casa cuando, Yayo Gutiérrez, mi compadre, inesperadamente apareció gritando con su voz de saxofón barítono desafinado: “¡Compadre, a su papá le dio un infarto al miocardio! Pero no se asuste, él está bien —y me explicó—: su familia no lo puede localizar, por eso me hablaron a mí. Su hermana dice que su papá está bien”. Sé que cuando te van a soltar la noticia de la muerte de un familiar, te la dosifican: primero lo enferman gravemente y en seguida llega la noticia fatal; pensé: “De seguro mi padre está muerto y yo no me titulé, se fue con la convicción de que me ahogué en la playa”. Mi mente retrocedió al año 1975. Por un montón de razones (todas mi culpa) no había presentado mi examen profesional para obtener el título de Médico Veterinario Zootecnista: comencé a trabajar con carta de pasante. Ganaba bien. Luego me casé y fui postergando ese trámite. Ahora regresaba a trabajar a mi tie

HISTORIA DE UNA FOTO PARTE II

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  Velada con el Comandante en Jefe de Cuba Y Advenimiento de Berni al Mundo de la Luz   C ulminaban los trabajos de la Primera Reunión México-Cuba de Educación, Ciencia y Cultura con una cena en la Residencia de la Embajada de México, que el secretario mexicano de Educación, Víctor Bravo Ahuja, ofreció al Primer Ministro, Fidel Castro Rus ( 13 de agosto de 1926 - 25 de noviembre de 2016 ), y durante la cual él mismo y José Ramón Fernández, ministro cubano de Educación, describieron y ponderaron los acuerdos de colaboración que durante la reunión establecieron ambos países. Transcurrían los últimos días de septiembre y en la Ciudad de México, María Cristina, mi mujer, estaba en la fase final de nuestro embarazo, y mi hijo Bernardo, desde poco antes de mi viaje,   nos anunciaba con movimientos y pataleos su urgencia por nacer. En la habana, antes de la cena aún le quedaban a la Delegación Mexicana algunas otras tareas por cumplir fuera de programa. Por la tarde, don Víctor Bravo Ahuja, s

HISTORIA DE UNA FOTO PARTE I

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Misión en Cuba, Cuando Fidel Irradiaba Vitalidad y Personalidad   Descomunales   A las cuatro de la madrugada   aterrizamos   en La Habana. Y tan pronto como fue puesta la escalerilla subió al avión un hombre maduro, atlético, de movimientos ágiles y ojos vivaces. Nos saludó con gran   simpatía, y sin ningún protocolo pero sí con mucho entusiasmo y gentileza, nos dio   una alegre bienvenida a Cuba. Luego supimos que era José Ramón Fernández (4 de noviembre de 1923-6 de enero de 2019),   el Ministro de Educación y héroe de la Revolución Cubana –por su desempeño en la batalla victoriosa de Bahía de Cochinos, contra la invasión del ejército contrarrevolucionario y mercenario, procedente y apoyado por Estados Unidos.   Recibía a   la delegación mexicana que llegaba para participar en la Primera Reunión México-Cuba de Educación, Ciencia y Cultura ,   celebrada en esa isla del Caribe en 1974. Ya en el edificio del Aeropuerto José Martí , el Ministro de Educación hizo que   se omi

Los angurrientos

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¿Le ha pasado alguna vez? Que sea usted el que siempre invita mientras un montón de frescos se hacen los lesos y nunca asumen ellos invitarlo a usted. Esta nota es un desahogo. En el Diccionario de la RAE encontré una vieja palabra que da título a esta nota y que usaban muy bien las abuelas para señalar al tragón que quería comerse la comida de todos, terminaba su plato y seguía con el del vecino. Significado según la RAE: Ávido, codicioso, hambriento. Quizá Ud. sentirá que este cronista sangra por la herida. Es cierto, esta nota no es una abstracción, está escrita desde la experiencia práctica, de las conductas vivenciales que a lo largo del tiempo han afectado la convivencia con familiares, vecinos y amigos, en general cualquier instancia social donde aparecen estos depredadores de los afectos. Porque en una ocasión, después de viajar más de 3 horas manejando para saludar a una tía que al parecer estaba grave, ella con una impecable caradura expresó al vernos, sin acercar ni un vas