¿Dónde están nuestros súper poderosos?
Mi cabeza está patas para arriba. He dado vueltas y vueltas buscando los superpoderosos latinos. Los Supermán, Batman, Robin Hood, Hombre Araña, El Fantasma, Hulk, Flash y Mujer Maravilla de nuestra parte del mundo.
Nos salvó la campana: está El Chapulín
Colorado, aunque solo él y, para mi gusto, lo golpean mucho. No vuela bien, no
aterriza bien, no resuelve nada rápido, hasta se toma sus siestas, pero dicen que
tiene mucho corazón.
Entonces, bien, otro análisis:
—¿Podrá salvar nuestro mundo solo con el
corazón? ¿Podrá llegar a tiempo ante una emergencia de vida o muerte como lo
hace Supermán? ¿Podrá vestirse tan rápido ante los apuros como Batman, aunque
no tenga un batimóvil del año en la puerta? ¿Podrá repartir las riquezas entre
nuestros pobres como hacía Robin Hood para que todos tengan un poquito sin
perjudicar a los que tienen más? ¿Escalar nuestros rascacielos para apagar
fuegos en las alturas frente a la bahía como el Hombre Araña? ¿Aparecer en el
lugar menos esperado en medio de un tumbe de drogas, como El Fantasma? ¿Cambiar
el aspecto de buenazo de Chespirito por el de un fortachón tipo Hulk que voltee
patas para arriba a los maleantes que abundan y asaltan mujeres y hombres
indefensos? Aunque no vuele bien, ¿será veloz, como Flash? Bueno, no le puedo
pedir que tenga los encantos de la Mujer Maravilla, pero a muchos de sus
admiradores les gustaría más que fuera ella en vez de él.
Quiero creer que Chespirito, con mucho
corazón, sí puede ayudar a este mundo a ser mejor. Habría que agrandarle la
capa o quizá hacerle los pantaloncillos más cómodos; de pronto, las zapatillas
le aprietan. El mazo que usa para imponer autoridad es un poco frágil. Pero
solo con el corazón y buena voluntad se puede. ¿Verdad que sí?
Sonia Ehlers
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