Buscando un Mantra
Inspira, exhala, sigue el ritmo cadencioso de las olas
Fluye hacia la cima, sin el peso de tus quejumbres,
permítete la desnudez total de tu conciencia, para abarcar las dimensiones
recónditas de la humanidad y resumirlas en una síntesis cristalina, que permee
la luz del conocimiento, del verbo, de Dios.
¡Cuán pretencioso es el hombre! feble criatura que transita
ciego por su estrecho ensayo, distraído por viscerales hambres, por llamaradas
de pasión que luego se apagan, dilapidando su escaso tiempo y dejando huellas
negras en su depredar.
¿Cómo aspirar a redenciones o a enésimas oportunidades?
Inspira, exhala, tropiezas con tus secretos, con tus culpas
recónditas, los perdones retrasados eternamente.
Sopesar lo imprescriptible, embalsamar de excusas los
laberintos. Despojarse de todos esos lastres y ascender para respirar la
impronta libertaria, sacudiendo la vanidad del oro, convertido en esencia
sublime, niebla celeste cobijándose en las esporas de los cactus del desierto.
Amanecer agradecido, rozando la piel de la mujer amada,
recibiendo su beso, como condensada energía para luchar todas las batallas que
nos resten.
...como condensada energía para luchar todas las batallas que nos resten.
ResponderEliminarMe gustó mucho este cierre. Todo lo que nos falta por andar son eso que dices batallas. La vida es una eterna lucha por sobrevivir.