Dos relatos breves de Sonia Ehlers

 

                                       

Tere

Conversábamos al pie del observatorio en el desierto de Atacama y Jacinto

preguntó:

—¿Extrañas a Tere?

—No, le dije. Después de meditarlo, he llegado a la conclusión que solo existimos

en la memoria colectiva. Somos como las estrellas que se apagaron hace mucho

tiempo y de ellas, solo queda la luz. Lo que llamamos vida está en la mente.

¿Recuerdas el siglo 21? ¿La sequía, la hambruna, la contaminación que nos

exterminó? Cuando toquemos el punto clave de otro planeta, la memoria de ellos

se activará extinguiendo totalmente la nuestra: entonces extrañaré a Tere.


La paloma

Moribundo voló por los aires. Era lunes. Aquella mañana subió al auto rumbo al

trabajo; en el camino lo embistió el camión que se veía en el fondo de la zanja. De

su auto no quedó ni rastro. Sólo lo vieron salir disparado a través del parabrisas; 

durante el vuelo golpeó a una paloma. La paloma lo ayudó a amortiguar la caída

mientras moría.


Sonia Ehlers

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