Mi amigo y el tren

 


Mi amigo y el tren

 El calor matutino en Tapachula  en 1940, se percibía en todo su esplendor, las palmeras se mecían con el aire que refrescaba un poco el ambiente, la avenida central con su trazo en línea recta con las casas de madera y sus techos de teja color naranja que con la lluvia se tornaban obscuras, de frente se alcanza a ver el volcán espléndido y majestuoso de tarde se torna azul y de día el verde se observa a lo lejos, al fondo de aquella hermosa y bien trazada avenida el tren que a lo lejos anuncia su partida su sonido se hace mas fuerte a medida que te acercas a la estación.

Los pasajeros ya están dispuestos a abordar, las mujeres de la localidad ya con los canastos vacíos de frutas y gallinas sacan sus pañuelos y secan su rostro sudoroso, sus faldas largas y floreadas su piel tostada por el sol, los pasajeros de primera se acomodan en los pocos asientos que tiene la estación.

Y en este caluroso poblado, un joven de grandes sueños que vivía cerca de la estación deseaba trabajar en el tren.

Ese día muy temprano se despertó y decidido a encontrar trabajo salió se despidió  de su madre, su pelo engomado su camisa blanca, las palabras claras y precisas formaron una frase en el silencio de la pequeña casa,  “madre hoy voy a ir a pedir trabajo a la estación” su juventud aguerrida le da la energía suficiente para  correr sobre la calle empedrada y se enfila hacia la estación, se dirige ante un fogonero que apurado bajaba de su comisión sucio y cansado, dime donde puedo encontrar trabajo pregunto Carlos, corre al fondo hay una oficina pregunta por el sr Jonhson es un gringo  viejo con un puro en la boca, güero como la tiznada no te confundirás, pero te advierto se requiere responsabilidad y mucho coraje, también un amor profundo por dejar tu tierra varios días, Carlos corrió hacia la oficina y vio a lo lejos a un hombre alto inconfundible. Era el gringo, buenos días busco trabajo en el tren, a lo que él preguntó: Carlos, ¿sabes leer? Claro, termine mi educación primaria contestó Carlos, pues bien regresa al terminar la semana, el tren regresara en esa fecha, trae ropa para varios días y algo de dinero porque si no trabajas, té dejare en el pueblo de  Arriaga.

El sonido de la enorme maquina anunciaba su salida el grito de vámonos, las personas subiendo al tren, Carlos se quedó maravillado.

Carlos regreso a su casa, no sin antes leer el anuncio de la próxima corrida de toros, se refrescó con un agua de guanábana que fresca le sabia a miel, con aquellos pedazos de fruta blanca.

 Feliz y emocionado corrió, mamá conseguí el empleo, en 6 días regresa el tren a la estación.

En su pequeña casa de paredes limpias y encaladas, Carlos soñaba con el próximo trabajo.

Esa noche salió a la calle se sentó en la banqueta y miró al cielo, las estrellas cubrían la obscuridad y un pequeño candil iluminaba su cuaderno y escribió un poema, las frases se unían como las manos cálidas que se acarician con bondad.

Los días pasaron volando, llegó el día de presentarse a la estación, un poco de ropa y unas monedas se despidió de su madre y llegó al esperado trabajo, el sr, Jonhson lo vio  a lo lejos y gritó: fogonero, ése será tu primer trabajo, la escena de la partida del tren se repetía ante sus ojos pero ahora, el iba en el tren, a lo lejos se encaminaba el tren sobre los rieles y el sonido invadía sus oídos, como el canto de los pájaros por la mañana, los arboles de la costa y los paisajes eran maravillosos el calor se calmaba un poco al sentir la brisa del aire correr, el trabajo era duro pero la emoción podía mas que el calor y el carbón, don Jesús mejor conocido como Chus, era un veracruzano alto y de pelo rizado con un acento característico lleno de malas palabras, pero con noble corazón.Él seria su jefe, cada lugar era una novedad, y en cada parada un delicioso manjar, desde un huevo duro con arroz, hasta un pescado baldado acompañado de una rica agua de piña, el tren era un mundo diferente, en el viajaban hombres de traje y gente del campo que ofrecía sus frutas de temporada. 

En una estación vio desde lejos subir a una hermosa joven de ojos rasgados y piel canela, su cuaderno arrugado fue abierto en la noche de descanso.óus manos sucias por el trabajo no impidieron escribir un poema, la escritura fluyo desde el fondo de su corazón, y vio reflejado el encanto de una mujer costeña, pueblos y pueblos recorría el tren que unía la costa y llevaba desde un pasajero extranjero hasta costales de café se movía lento pero con ritmo.

En sus viajes conoció mucha gente, lugares fantásticos,  animales exóticos y comidas extrañas para el paladar de alguien que no forma parte de la costa mexicana, vio subir a un hombre tan alto como un gigante, bandoleros que asaltaban el tren, y también conoció  playas hermosas y soleadas, el frio del Distrito Federal y su vida siguió, fue guardesa, calzador, guardagujas, visitador, guardafrenos, guardanoches y capataz, siempre atento a su trabajo, y como siempre partía de noche y regresaba a su pueblo costeño al amanecer, los años pasaron y yo su amiga lo conocí en un parque, cuando su pelo ya era blanco y usaba un bastón, me sorprendió la facilidad con la que escribía un poema, cada historia contada de la ciudad de Tapachula, su ortografía impecable y su caballerosidad, era un historiador nato, sus aventuras quedaron registradas en mi corazón y lo veía cada sábado en el mismo parque, pero la vida en el mundo cambio, el hombre en su afán de dominar, sin cuidar la naturaleza, produjo un virus letal, las personas se escondieron, muchos fallecieron, jamás la humanidad recobro su fuerza y libertad, el tren había desaparecido muchos años atrás, y a Carlos nunca lo pude volver a ver en el parque.

De capataz paso a ser maquinista y con los años logró dominar la tecnología de tal manera que habían noches de insomnio que con su amistad y poemas alegraban mi noche obscura, una mañana de mayo partió hacia la ultima estación, lleno de recuerdos y anécdotas, de este viaje en tren no habría retorno, la banca del parque esta vacía de un lado y yo sentada del otro lado extrañando a mi amigo y el tren.

LA FLOR


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