Una historia personal
D esde la Loma. De pie, en lo alto de la montaña, el niño vislumbra su futuro. Imagina lugares desconocidos y distantes más allá del horizonte que alcanza con su vista. Piensa en otros niños y en gente adulta que, como él, también han de soñar cosas para su futuro. El lugar que le sirve de dintel para ver e imaginar el panorama; más allá de lo que sus ojos alcanzan, es un lugar conocido. Familiar y muy querido. Rodeado de viejos árboles de ciprés sembrados por manos bendecidas, antaño, una pequeña explanada situada en la cima de la montaña desde donde se divisan, allá abajo, otras montañas que anuncian profundas cañadas entre una y otra. Más allá, entre la bruma de las nubes que comienzan a formarse, se alcanza a ver un horizonte distante que se pierde a la mirada. La “Loma” le dicen todos a ese punto en la montaña. En la “Loma” es común ver a la gente del lugar y a fuereños que lo visitan, pararse allí para llevar su vista y seguro también sus pensamientos a lugares remoto