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Mostrando entradas de marzo, 2022

A propósito de los que parten...

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  No se puede pretender escribir cada nota con un sentido fundacional, como si fuese la última que escribes, es suficiente tender las ideas en forma desordenada sobre un mantel, para que se justifique el acto comunicacional. No se puede vivir en medio de densidades, es necesario sonreír y para ello hace falta volver los ojos a las situaciones cotidianas, a las disfuncionalidades que se dan en las familias, a los agradables chismes de pueblo chico, donde todos nos conocemos desde niños, donde las yayas se van transmitiendo en forma atemporal, quedando tatuadas como un apodo en tu historial. Es agradable, por tanto, desplegar las ideas para sentarse junto al río de la vida y observar, sin prisas, como fluyen amores y desamores, pasiones y olvidos, amistades falsas y amistades verdaderas, amores platónicos y amores de carne y hueso, fuegos idílicos y fuegos que laceran el alma. Escarbar de paso los vericuetos del ser para prepararnos para nuestro propio último viaje, viaje real o quizá

Terremoto de 1985, domingo 3 de marzo

Domingo de terremoto 1985. Habíamos ido a ver Karate Kid con mi mami y los niños, en matinée al cine Imperio, en la Avda Pedro Montt. Regresamos felices a casa, en el cerro Polanco, en el conjunto habitacional Paicaví.  Cuando vino el temblor teniamos todo listo para tomar onces. Rosy habia hecho milanesas y los sandwichs estaban listos, pintaban deliciosos, el te servido y la mesa redonda roja dispuesta. Sentimos el temblor, pero nadie arrancó, sólo cuidamos que no se arruinara tan rica once.  La casa de Polanco, muy firme, nueva, apenas 5 años, y no pasó nada.Era una casa de primer piso sobre Basterrica, con una reja de madera que estaba siempre abierta. Vimos explotar la Chilena de Tabacos y pensamos que había sido una bomba de bencina. En los edificios de atrás se quebraron vidrios y cayeron peligrosamente, pero nadie resultó herido. Llegaron algunos vecinos casi llorando, pero se enojaban porque nosotros estabamos tomando  onces tranquilamente. Al Pablo, que tenía 1 año me lo colg